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Promagro crea snacks de descartes de pescados y mariscos con el apoyo de Corfo

Con la adjudicación del Programa Capital Humano para la Innovación de Corfo, la empresa Promagro incorporó al técnico especializado Gonzalo Madariaga, hoy pieza fundamental en el desarrollo de snacks saludables de productos del mar.

Gonzalo Madariaga

Crujientes, sabrosos y sanos. Estas características son las que tenía en mente Carolina Carrera, directora de proyectos de Promagro, cuando pensó en elaborar snacks saludables con descartes de pescados y mariscos. Si los hay de frutas, verduras, cereales… ¿por qué no de productos del mar?

"En 2017, me incorporé a la empresa, cuando las ventas venían bajando porque las condiciones del mercado habían cambiado: los grandes mayoristas empezaron a vender a minoristas y tomaron el espacio que antes ocupaban empresas como la nuestra", dice Carrera, la menor de tres hermanas que trabajan junto a su padre, Juan Enrique, fundador de Promagro.

Los productos de la empresa se comportaban como commodities, porque no tenían un valor agregado, una singularidad, y se diferenciaban de los de la competencia sólo por precio. Pero para competir con los grandes había que importar directamente y manejar grandes volúmenes, difícil tarea, ya que estas también contaban con ventajas en infraestructura, logística y respaldo financiero.

Sin embargo, con la adjudicación del Programa Capital Humano para la Innovación de Corfo, la empresa contrató al técnico especializado Gonzalo Madariaga para dar un vuelco y avanzar hacia la senda de la innovación, experto que hoy es pieza fundamental para abordar el nuevo desafío de Promagro: el desarrollo de snacks saludables de productos del mar.

Chips del Mar
© Laks Food

EL FRENO DE LA PANDEMIA

Para concretar el cambio fue clave el primer apoyo de Corfo, un Voucher de Innovación para Mujeres con el que obtuvieron fondos que le permitieron a la empresa desarrollar su primer prototipo junto al Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (Creas), en la Región de Valparaíso. La oportunidad estaba a la mano: "En la industria de pescados y mariscos hay mucho descarte de alimentos, por ejemplo, el salmón que no llegó al color deseado o los choritos que no tienen el calibre como para exportar. Son toneladas de productos que las empresas pagan por su retiro, porque no se pueden botar a la basura, pero siguen siendo de una excelente calidad y con un valor nutricional intacto", dice Carrera.

El primer prototipo estuvo listo en 2018 y luego de algunos ajustes en la receta, participaron en una feria de alimentos en México donde el producto fue un éxito, recibiendo múltiples ofertas para exportar y distribuir el producto en el país azteca. "Eso nos animó mucho más y decidimos implementar una planta de procesos, aunque vino la pandemia justo cuando estábamos planificando una visita a China para ver maquinaria. No teníamos más alternativa que esperar que pasaran las restricciones de viaje, las que pensábamos que iban a ser cortas, pero terminaron durando dos años", recuerda la directora de proyectos.

En la búsqueda de alternativas, un proveedor local les ofreció fabricar una máquina con la que pudieran producir los snacks, pero surgió otro escollo: la máquina no llegaba a la capacidad de producción de los volúmenes que tenían proyectados.

Gonzalo Madariaga y Carolina Carrera
© Laks Food

EL IMPACTO DEL EXPERTO

Los problemas técnicos no les permitían avanzar ni crecer, aunque el producto funcionaba. Prueba de ello es que en las ferias le pedían a Promagro grandes cantidades que no podía producir. "Ahí llega Gonzalo, que originalmente era uno de nuestros clientes, y a quien gracias al Programa Capital Humano para la Innovación lo incorporamos para avanzar en una tecnología que permita la producción de extruidos".

Gonzalo Madariaga, además administrador hotelero, ha hecho carrera ligado al desarrollo de alimentos y bebidas; entre estos, snacks extruidos en los que tiene más de cinco años de experiencia. 

"El sistema de extruido es totalmente diferente a una fritura, así que hemos estado en el proceso de pruebas con esta nueva tecnología, porque la materia prima que entra al proceso necesita niveles específicos de humedad, por ejemplo. Nuestro último prototipo fue de choritos y estamos bastante contentos con los resultados", adelanta Madariaga.

Esta nueva tecnología permitirá extender la vida útil de los nuevos productos de Promagro, de los seis meses que tiene el frito, a 12 meses, que es el mínimo que exigen las cadenas de supermercados para recibir una exportación.

"Queríamos trabajar con economía circular y rescatar productos inocuos y nutritivos. Este nuevo proceso lo valida y nos va a permitir exportar, abrir nuevos mercados. Si todo sale bien podríamos llenar cuatro containers para exportación en un mes, mientras que con nuestra capacidad actual, para sólo uno, nos demoraríamos dos meses”, finaliza Carolina Carrera, que cruza los dedos para que los primeros productos para exportar estén listos a fines de este año.

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