Ninel Peralta, Máster en Biotecnología, dejó el eterno verano de su Cuba natal para radicarse en Talca. Ahora lidera un equipo de investigadores que intenta también que la nueva variedad no tenga pepas ni espinas. El proyecto cuenta con el apoyo del programa Crea y Valida de Corfo.

Este verano la región de Coquimbo recibió cerca de 800 mil visitantes, según cifras de Sernatur. La mayoría de los turistas llegó por tierra, y al recorrer la carretera se pueden observar claramente las diferencias entre el norte y el sur de la región: las consecuencias de 14 años de sequía y el avance imparable del desierto.
La agricultura es uno de los sectores económicos más importantes de la región, empleando cerca de 40 mil personas, según las estadísticas del Observatorio Laboral Regional (OLR) de Coquimbo. Son trabajadores abocados a cultivos como cítricos, uvas, olivos y paltos. Pero si la desertificación continúa avanzando, estos cultivos podrían volverse inviables, poniendo en riesgo la fuente laboral y la forma de vida de miles de chilenos.
En este escenario recobra importancia la tuna, fruto del nopal, una cactácea que crece naturalmente en zonas áridas y semiáridas, principalmente en América, y extendida por la región antes de la llegada de los españoles.
En México, el nopal se utiliza para combatir la desertificación y recuperar terrenos degradados por cambios climáticos o prácticas de monocultivo. "La tuna requiere muy poca agua y tiene alta productividad. Esta nueva variedad podría expandir las plantaciones en Chile porque, al carecer de semillas, será más atractiva para los consumidores. Además, menos espinas facilitan la cosecha", dice la experta.
"En la última convocatoria de Corfo se puso énfasis en el estrés hídrico y las condiciones de clima desértico y semidesértico en algunas regiones de Chile. Así nació la idea de trabajar con la tuna, porque es un cultivo nacional con frutos beneficiosos para la salud, pero cuya producción y consumo aún no son altos”, explica Ninel Peralta, biotecnóloga cubana que dejó el eterno verano de su Cuba natal para radicarse en Talca, donde hoy es la encargada del proyecto en la empresa SynergiaBIO, una iniciativa apoyada por el programa Crea y Valida de Corfo.
"El proyecto pretende desarrollar una variedad de tuna sin semillas, pero también buscamos reducir o eliminar las espinas, para hacerla más atractiva en el mercado”, dice Ninel.

INNOVACIÓN GENÉTICA CON IMPACTO ECONÓMICO Y AMBIENTAL
SynergiaBIO es una empresa con instalaciones en la ciudad de San Javier, región del Maule, que ofrece servicios biotecnológicos para la agricultura. En 2023, incorporó a Ninel Peralta, quien se trasladó desde su país junto a sus dos hijos adolescentes. La adaptación más difícil, dice, fue al frío de la zona, aunque sus hijos ya se han acostumbrado e integrado de buena manera: el mayor ingresará este año a una universidad chilena, y la menor cursa ya segundo medio.
"Chile me brindó una gran oportunidad profesional. Mi objetivo es generar nuevas propiedades en vegetales mediante metodologías biotecnológicas, otorgando resistencias a enfermedades, condiciones ambientales extremas o mejorando frutos en tamaño y firmeza", detalla Ninel.
El proceso para obtener esta nueva variedad de tuna implica cambiar el nivel de ploidía utilizando métodos biotecnológicos avanzados, como la interrupción del ciclo celular para que se repitan cromosomas en el genoma del fruto. "Al aumentar el nivel de ploidía aparecen nuevas características, principalmente un incremento del tamaño celular y, en consecuencia, del fruto", dice la profesional de SynergiaBIO.
Otra técnica utilizada en SynergiaBIO es el cultivo de endospermo, un complejo proceso que usa tejido del interior de semillas inmaduras. "Para analizar la ploidía usamos un citómetro, adquirido gracias al financiamiento de Corfo. Esta herramienta permite identificar modificaciones genéticas antes de pasar a pruebas en invernadero y finalmente a parcelas experimentales. Es un trabajo largo y dedicado, donde de muchas variantes obtenidas, solo una o dos resultan viables", añade la biotecnóloga.

NUEVAS OPORTUNIDADES EN MERCADOS INTERNACIONALES
Además de la recuperación de ecosistemas, académicos de la Universidad de Guanajuato destacaron en un estudio reciente la utilidad del nopal como barrera cortafuego frente a incendios forestales, reforzando su potencial para regiones chilenas como Valparaíso y Coquimbo.
"El fruto producido actualmente en Chile se destina al mercado interno, pero eso podría cambiar. México es el mayor consumidor mundial con cerca de 450.000 toneladas anuales, concentradas en julio, agosto y septiembre. Estados Unidos también incrementa su consumo, y Chile podría aprovechar esta contraestación. Además, una tuna sin semillas sería particularmente atractiva en Europa y otros mercados internacionales", dice Ninel.
Mientras el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego del Perú también estudia el potencial de la tuna para enfrentar problemas similares de desertificación, desde la Región del Maule la biotecnóloga cubana Ninel Peralta espera que Chile pueda aprovechar todo el potencial de la tuna, aunque es consciente de que de resultar, aquello tendrá que esperar: "El proyecto dura tres años y en el último año probaremos las mejores variedades en parcelas experimentales".
Pero aunque recién "comenzamos el proyecto recién el 1 de julio de 2024", la espera será auspiciosa: "ya contamos con prototipos prometedores que podrían ofrecer soluciones concretas", concluye Ninel.