Artículo
María del Pilar Barros, líder de Power Roots: "Nuestro energizante es una invención única en el mundo"

María del Pilar Barros, ingeniera comercial de la Universidad de Los Andes y líder de Power Roots, una destacada empresa de la Región Metropolitana, y beneficiaria de los fondos de Innovación de Corfo, ha transformado lo que alguna vez fue considerado un "emprendimiento loco" en una agtech de clase mundial. Su empresa no solo combate el calentamiento global, también revoluciona la agricultura al entregar energía directamente a las plantas.

María del Pilar Barros

María del Pilar Barros no era feliz como empleada y decidió renunciar. Trabajó en la industria bancaria y, posteriormente, en una pyme donde se convirtió en la mano derecha del gerente general y del de finanzas, “siendo súper polla”. Su rol en esa pequeña empresa era muy amplio: se encargaba de inventarios, cobranzas y exportaciones. Sin embargo, estaba frustrada: “Es un lugar seguro tener un empleador, pero eso no asegura que tus ideas van a ser escuchadas por tu equipo, que te van a apoyar, que tus ideas van a ser implementadas. Y ese dolor lo sentí varias veces”, recuerda la fundadora de Power Roots, la pyme innovadora de la Región Metropolitana que fabrica, comercializa y exporta fertilizantes y energizantes naturales para el agro.

Barros suma a las razones de su renuncia su carácter. Se reconoce como “una persona arriesgada” y de las que “siempre tienen el bichito de emprender”. Recuerda que durante su época universitaria en la Universidad de Los Andes, donde estudió Ingeniería Comercial en 2013, era de las pocas que manifestaban interés en crear una empresa: “Cuando preguntaban quién iba a tener una empresa, yo era casi la única que levantaba la mano. En ese tiempo, la universidad era conservadora y no tenía ramos de emprendimiento. Entonces, si bien no sabía cómo hacer una empresa, tenía el bichito para lograrlo”.

Una de esas ocasiones en que levantó la mano fue cuando ejecutivos de Corfo dieron una charla en su universidad. “El expositor preguntó quiénes iban a emprender, y en una audiencia de unos 200 alumnos, no fuimos más de cinco los que la levantamos”, relata.

Además de su impulso emprendedor y los conocimientos adquiridos en la pyme, María del Pilar contaba con un mentor cercano: su padre, Alfredo Barros Opazo. “Él partió con un camioncito donde vendía alcohol y hoy tiene una distribuidora de alcoholes, a pesar de ser no vidente. Ha sido un ejemplo a seguir, porque partió sin nada y logró formar una empresa que hoy es totalmente estable”, señala.

La decisión de renunciar llegó cuando su padre descubrió que habían traído a Chile, desde Ecuador, un compost hecho de jacinto de agua, una planta acuática con múltiples usos: eliminar contaminantes de las aguas residuales de criaderos de animales, acumular metales pesados como cadmio, plomo, mercurio y níquel, o ser utilizada en humedales artificiales para recuperar sistemas acuáticos contaminados. Según su padre, el producto tenía potencial comercial. María del Pilar confió en él y renunció. La oportunidad coincidió, además, con la cesantía de su tío agrónomo, Felipe Barros, quien testó la idea, confirmó su potencial y se entusiasmó tanto que decidió sumarse al negocio. Así nació Power Roots en 2017.

Los integrantes de Power Roots: María del Pilar Barros, Hernán Villalobos y Felipe Barros.
© Power Roots

LISTADO DE ASESORES

Para suplir su falta de especialización en emprendimiento, María del Pilar se acercó a la Universidad Católica de Valparaíso para capacitarse. Durante una pausa en esa formación, mientras tomaba café, recuerda: “Escucho a dos personas que tenían un proyecto de motores, algo así, y que iban a postular a un subsidio Corfo”. Era la segunda vez que María del Pilar oía hablar de la Corporación, pero esta vez, al estar al mando de su empresa, se sentía con el poder y la confianza de que su novedoso compost podía ser un gran aporte al desarrollo productivo sostenible del agro.

“Postulamos al Corfo Semilla, nos adjudicamos cerca de 25 millones, pero a poco andar nos topamos con un problema que, a la larga, resultó ser un beneficio: las fechas de pago del mercado al que apuntamos inicialmente, el retail, no hacían viable el negocio. Fue así como tuvimos que probar, gracias al dinero entregado por Corfo, en otro mercado, el agrícola, en el que no teníamos muchos contactos”, reconoce la líder de Power Roots. Por ello, fue clave la ayuda de un consultor que la capacitaba en la Universidad Católica de Valparaíso, quien le entregó un listado de asesores agrícolas que podrían interesarse en sus productos, especialmente en el “compost maravilloso que mi tío había logrado transformar a estado líquido”.

Uno de esos asesores fue Hernán Villalobos, quien actualmente es socio de Power Roots. Él la recibió en una estación de servicio y se convenció de probar el compost, pero en Perú, donde realizaba asesorías. “Hernán prueba los productos en un campo peruano, y curiosamente, el producto al que no le teníamos mucha fe, un carbohidrato, funciona. De hecho, nos dice que no sabe el porqué, pero las plantas están reaccionando de manera espectacular. Era una gran noticia, porque, además, ese producto no tenía competencia”, destaca María del Pilar.

María del Pilar Barros y su padre.
© Power Roots

DÉFICIT ENERGÉTICO DE LAS PLANTAS

Pero era necesario entender a qué se debía la revitalización. “El tío loco” se dedicó a investigar y, tras meses de estudio sobre la fisiología de las plantas, llegó a la conclusión de que el vigor que provocaba su producto solucionaba un nuevo problema productivo. “En Perú, la radiación solar alcanzaba niveles de 16-18 –"hoy, en Chile, el Índice Ultravioleta (UV) está en 15"–, y cuando supera 10 es extremo. Eso genera en las plantas lo que se llama estrés abiótico, que afecta principalmente la fotosíntesis”, explica María del Pilar Barros. La fotosíntesis es el proceso bioquímico que permite a las plantas, algas y algunos microorganismos producir materia orgánica a partir de agua y dióxido de carbono, utilizando la energía de la luz solar. “En otras palabras, nosotros estábamos entregando energía clave a la planta, lo que significaba que habíamos logrado, sin saberlo, solucionar el déficit energético de las plantas”.

Fueron los primeros “locos” en hablar del tema del déficit energético. “Como dice mi socio Hernán, ‘era como decir que una vaca necesita leche’. Pero habíamos comprobado que, en la ecuación productiva del mundo agrícola, donde se considera el riego, la nutrición y el manejo, faltaba una variable: la energía para obtener buenos resultados productivos. Nadie nos creía. Los colegas de Hernán decían que era un disparate; que por qué las plantas iban a necesitar energía si ya la producían”, recuerda María del Pilar. “Pero los resultados comenzaron a hablar: logramos duplicar producciones y evitar problemas recurrentes en cultivos como los paltos. Por ejemplo, con los paltos se da a menudo la ‘segunda caída’, donde el agricultor pierde casi un 50% de la producción. Nosotros, al entregarle energía a la planta, comenzamos a evitar esa segunda caída, porque ya no necesitaba abortar el cultivo”.

Luego de utilizar Perú como laboratorio para sus productos —donde las múltiples cosechas permiten testear las fórmulas con mayor rapidez—, Power Roots enfocó su operación en Chile a partir de 2020, logrando construir una cartera de clientes que, gradualmente, ha validado sus productos. Según María del Pilar, el sector agrícola es conservador, y los agricultores suelen probar novedades “poco a poco, en cada vez más hectáreas”. Actualmente, en Chile hay 2.000 hectáreas tratadas con los productos de Power Roots, una cifra que esperan al menos triplicar en 2025 gracias a una alianza con la Compañía Agropecuaria Copeval, distribuidora de los energizantes y bioestimulantes de la empresa en el país.

MENTORÍAS CLAVE

Para aumentar la validación reputacional de la empresa, en 2020 Power Roots postuló al subsidio de Corfo, Consolida y Expande Innovación, y se adjudicaron los fondos con el proyecto “Energizante Agrícola Orgánico”. Este paquete productivo, basado en energizantes y bioestimulantes agrícolas orgánicos, busca combatir el déficit energético de las plantas y salvar las producciones agrícolas frente a condiciones climáticas extremas. Los impactos que justificaron la adjudicación del subsidio incluyen mejores condiciones de la fruta para ingresar a mercados internacionales de alta exigencia, lo que mejora la rentabilidad por hectárea. Además, contribuye a la mejora del suelo para futuras cosechas, ya que los energizantes y bioestimulantes agrícolas orgánicos no contaminan el medio ambiente, no son tóxicos para los trabajadores y garantizan frutos libres de metales pesados. Y también destaca un incremento promedio del ingreso por hectárea para los agricultores, que varía entre 300 y 1.500 dólares.

Gracias al apoyo de Corfo, esta pyme innovadora espera inaugurar oficialmente Power Roots Perú en 2025, con la intención de captar grandes distribuidores. Además, comenzarán conversaciones para abrir una oficina en Estados Unidos, aprovechando la sinergia de sus productos estrella: el energizante agrícola orgánico Brix&Young y el bioestimulante orgánico Fitorganic.

“El aporte de Corfo es financiero, pero yo valoro sobre todo las mentorías, porque cuando comencé tenía tres años de formación profesional y tenía muchas dudas. Una quiere alguien que esté en el negocio, que haya sentido lo que una siente”, explica María del Pilar Barros. “También destaco la asesoría clave de Corfo en materia de propiedad intelectual. El Consolida y Expande está estrechamente relacionado con la patente de invención que tenemos, lo cual es un logro tremendo. Nuestro bioestimulante cuenta con patente de invención en Chile, pero el energizante la tiene tanto en Chile como en Estados Unidos. Allí tuvimos que competir con patentes de Corea del Sur y Japón, pero logramos obtenerla. Esto valida que nuestro energizante es una invención única en el mundo”.

Síguenos en nuestras redes sociales: