La profesional de la Universidad Católica de Valparaíso se sumó a la empresa NanoTC, de la Región Metropolitana, a través de fondos del subsidio de Corfo, Capital Humano para la Innovación.
NanoTC es una destacada empresa chilena especializada en la investigación, producción y comercialización de nanotecnología, particularmente con nanopartículas de cobre y óxido de grafeno. La empresa se enfoca en innovaciones que mejoran el rendimiento de productos y servicios, buscando contribuir al desarrollo sostenible de las empresas mediante soluciones tecnológicas avanzadas. Gracias al subsidio Capital Humano para la Innovación de Corfo, NanoTC ha podido fortalecer su equipo con profesionales clave, como Gabriela Lemus, quien se incorporó recientemente a la empresa para seguir impulsando estos avances tecnológicos.
A través de esta entrevista, invitamos a las empresas a aprovechar las oportunidades que ofrece Corfo y conocer más sobre la historia de Gabriela y el proyecto con el que la empresa postuló al subsidio.
-Gabriela, ¿qué te motivó a estudiar la carrera de química?
Bueno, en realidad no comencé estudiando química. Mi primer interés fue la informática, pero durante la carrera me tocó tomar un ramo que tenía mucho de química, y fue allí donde empecé a sentirme atraída por esta área. Después de eso, decidí cambiarme de carrera, y me pasé a química industrial en la Universidad Católica de Valparaíso.
-¿Y qué fue lo que te atrajo específicamente del área de orgánica y polímeros?
En la universidad, uno de los proyectos que realicé estuvo muy relacionado con lo que hacemos hoy en NanoTC. Trabajamos en el reciclaje de PVC y en la incorporación de nanopartículas de cobre, lo que me permitió profundizar en los polímeros y la nanotecnología. Fue una experiencia que, de alguna manera, me preparó para lo que haría más adelante.
-Antes de unirte a NanoTC, ¿te mantuviste en la academia o tuviste un paso por el sector privado?
Estuve en el mundo privado. Trabajé en Copec como analista químico, específicamente en el laboratorio de servicio técnico y en la planta de lubricantes en Quintero.
-¿Y cuáles eran las funciones que desempeñabas ahí?
Mi trabajo consistía principalmente en analizar lubricantes usados. Después de hacer los análisis, redactaba informes explicando el estado de las maquinarias que utilizaban esos lubricantes. Esto ayudaba a los clientes a entender el estado de sus equipos y qué tipo de mantenimiento podían necesitar.
CONTROLAR A LAS NANOPARTÍCULAS
-Entiendo, y ¿qué te motivó a buscar un cambio de rumbo hacia algo más orientado a la investigación, como en NanoTC?
Después de tres años trabajando en el laboratorio de validación de análisis, me di cuenta de que quería algo diferente. Buscaba un lugar donde pudiera ser más creativa y desarrollar nuevas fórmulas sin estar tan sujeta a una pauta fija. Mi interés estaba en un entorno donde pudiera investigar más, compartir ideas con un equipo multidisciplinario y aportar a proyectos de innovación. Creo que NanoTC me ofreció justo eso: la posibilidad de trabajar en un ambiente más libre y dinámico.
-Y, al llegar a NanoTC, ¿cómo fue tu incorporación al equipo?
Ha sido muy buena, de hecho, bastante fluida. Conocía a algunas personas del equipo, ya que varios de nosotros compartimos la misma formación universitaria.
El primer mes fue más que nada un proceso de adaptación, aprendiendo sobre los proyectos actuales, los métodos que usan y entendiendo cómo se maneja la investigación en la empresa. Durante este tiempo me he dedicado a leer e investigar, poniéndome al día con los procesos internos.
-Es genial que la adaptación haya sido tan natural. Ahora, cuéntanos, ¿qué tecnología usa NanoTC para integrar nanopartículas de cobre en productos plásticos?
Lo interesante es que no tenemos una tecnología exclusiva, pero sí un enfoque único: utilizamos un método de síntesis electroquímica de nanopartículas. Este proceso no solo es innovador, sino también más amigable con el medio ambiente, ya que no requiere el uso de tantos productos químicos. Gracias a la combinación de software y hardware especializado, podemos controlar la forma y el tamaño de las nanopartículas, lo que las hace más eficientes y sostenibles.
-Y ya que hablas de sostenibilidad, ¿cómo se integran las nanopartículas de cobre con el objetivo de promover una mayor seguridad y longevidad, por ejemplo, en los envases plásticos?
El uso de nanopartículas de cobre en plásticos, especialmente en la industria alimentaria, tiene un impacto muy positivo. Estas nanopartículas ayudan a reducir la proliferación de microorganismos, lo que prolonga la vida útil de los alimentos envasados y mejora la seguridad alimentaria. Así, contribuimos no solo a la sostenibilidad, sino también a una producción más segura y eficiente.
TRABAJO A LARGO PLAZO
-Finalmente, ¿cómo evalúas la oportunidad de formar parte de los beneficios que ofrece Corfo a las empresas? Además, ¿te ves a largo plazo dentro de la empresa?
-Es una gran oportunidad la que brinda Corfo a través de este programa. Ojalá que más empresas lo conocieran. Y en cuanto a la acogida, ha sido excelente. Aunque es una industria nueva para mí, el equipo ha sido increíblemente colaborador y me ha ayudado mucho en mi adaptación. Todos están dispuestos a resolver cualquier duda que tenga, lo que me ha hecho sentir muy bien.
Me gustaría seguir en NanoTC. Seguir aportando con mi experiencia y aprender más cada día. Por suerte, ellos me han dejado claro que quieren que forme parte del equipo de manera permanente, no solo para este proyecto, sino para seguir creando y desarrollando nuevas iniciativas juntos.